Hoy, 11 de febrero, para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, les propuse a mis alumnos la siguiente actividad:
Teniendo en cuenta que ya estamos en la primera época de exámenes de la segunda evaluación, era de esperar casi nadie intentara realizar la actividad: están más preocupados planteando y resolviendo problemas de ecuaciones y sistemas de ecuaciones. Pero no pasa nada, la actividad está ahí y la pueden hacer más adelante o si no, como muy tarde, en 1º de Bachillerato. 😉
Lo que sí hemos hecho es dedicar un tiempo a hablar de Hipatia, que por temario, no la íbamos a tratar en 3º de ESO, pero que a casi todos les sonaba. De hecho, al principio de este curso, era la única matemática que «conocían».
Os dejo con unas notas sobre su vida:
Pocas son las mujeres matemáticas conocidas a nivel general, pero si hay una que es conocida por la mayoría del público esa es Hipatia, y lo es, en parte, gracias a Alejandro Amenabar y a su película Ágora (2009).
Realmente no tenemos muchos datos fidedignos sobre Hipatia. Se cree que el 90% de los datos que se han dado sobre ella son inventados, sobre todo en el s.XIX cuando se la mitificó. No se ha conservado ninguno de sus escritos y todo lo que sabemos de ella procede de escritos de otros autores, como Sinesio de Cirene, uno de sus discípulos, o el historiador griego Sócrates, El Escolástico.
Hipatia nació en Alejandría en el s. IV, muy posiblemente hacia el año 355, pues, aunque algunas fuentes sitúan su nacimiento en el año 370, si tenemos en cuenta que Sinesio de Cirene nació entre el 368 y el 370, sería raro que la maestra tuviese la misma edad que el discípulo, teniendo en cuenta el prestigio social con el que contaba Hipatia en aquella época.
Para entender el contexto social de la época en Alejandría, hemos que tener en cuenta que esta ciudad fue fundada por Alejandro Magno cuando conquistó Egipto y que la mayoría de sus ciudadanos eran griegos, con una cultura y costumbres griegas, pero que estaban rodeados por ciudades y ciudadanos egipcios, con una cultura y costumbres totalmente distintas. Alejandría fue una especie de isla griega en mitad de un mar egipcio desde donde se irradió, primero, la cultura grecorromana y, después, la cultura cristiana.
Su padre fue Teón de Alejandría un matemático y astrónomo, profesor en la Biblioteca del Serapeo, fundada por Ptolomeo III en el s III a.C., como una ampliación de la famosa Biblioteca de Alejandría, que ya había quemada accidentalmente por Julio César en el año 45 a.C.
Aunque existe la idea de que la Biblioteca de Alejandría fue quemada cuando estaba en todo su apogeo, las fuentes nos dicen que no fue así, que fue decayendo durante el reinado de Ptolomeo VIII (s.II A.C.), cuando se llevó a cabo una purga de intelectuales, que poco a poco fueron abandonando Alejandría y, por tanto, su biblioteca, con lo cual ésta cada vez tenía menos fondos, menos personas que se encargaran de mantenerlos y menos apoyo.
En cualquier caso, Teón se encargó de que Hipatia aprendiese matemáticas y astronomía, de transmitirle la cultura y el saber de la época, algo a lo que pocas mujeres tenía acceso en aquel entonces, así como de contagiarle la pasión por la búsqueda de lo desconocido.
El trabajo de Teón en la Biblioteca consistía en ordenar, reescribir y comentar, si era necesario, las obras más importantes que se habían escrito hasta entonces sobre matemáticas y astronomía, dejando bien claro qué comentarios eran del autor y cuáles del comentarista. Lo que no quedó tan claro es cuáles de esos comentarios era de él y cuáles de Hipatia, puesto que en los apuntes de Los Elementos de Euclides y del Almagesto de Ptolomeo nombra a Hipatia como discípula y asociada, pero no aclara si ella escribió algunos o todos los comentarios o si simplemente los revisó.
Sí sabemos que Hipatia comentó la Aritmética de Diofanto, dando a conocer el trabajo de este matemático, y que trabajó sobre las Secciones Cónicas de Apolonio, puesto que conocer la geometría de las cónicas le permitía estudiar uno de los principales temas de discusión en el s.IV: conocer el lugar que ocupa la Tierra en el Universo y, en general, estudiar el posicionamiento de los cuerpos celestes. En relación con este tema y con su trabajo en el Almagesto, Hipatia realizó un estudio matemático de los movimientos de los astros en La Tablas o Canon Astronómico, aunque no se sabe si es una obra original de ella o formaba parte de la obra de Ptolomeo.
Por los escritos de sus discípulos, y la correspondencia que mantuvo con Sinesio, sabemos que Hipatia también creó un hidroscopio y un planisferio celeste, y que introdujo mejoras en el astrolabio.
Como filósofa pertenece a la escuela neoplatónica, cuyas ideas procedían de los pitagóricos, quienes pensaban que la esencia de todas las cosas está en los números (ver Escuela Pitagórica).
Hipatia, como su padre, fue profesora de matemáticas, astronomía, filosofía, ética y religión, pero no se le conoce ninguna confesión. Sus alumnos procedían de familias influyentes tanto cristianas como paganas y acudían a sus clases para dialogar y discutir sobre dichas materias, además de para buscar consejo. Uno de sus alumnos, y amigo, fue Orestes, quien terminaría siendo prefecto romano de Alejandría.
En año 380, el emperador Teodosio (español) dicta el edicto de Tesalónica por el que el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio Romano y todo aquel que quiere acceder a cargos públicos tiene que convertirse al cristianismo. Orestes así lo hizo, por lo que no tuvo problemas para ser nombrado prefecto de la ciudad de Alejandría. No obstante, él, al igual que Hipatia, era defensor de la convivencia pacífica entre todas las culturas y religiones, y por este motivo estaba enemistado con Cirilo, patriarca de la ciudad, quien era mucho más intolerante y atacaba a todo aquel que no aceptaba el cristianismo. La actitud de Cirilo terminó sumiendo a Alejandría en un clima de violencia, donde se sucedían los asesinatos entre personas con creencias diferentes.
Realmente estos conflictos, o disputas entre cristianos y paganos, no fueron más que un disfraz para ocultar el verdadero problema existente, que era el enfrentamiento entre el poder civil y la iglesia en cuanto a quién debía gobernar la ciudad.
Cirilo veía en Hipatia una amenaza, ya que pensaba que, como profesora de muchos altos cargos públicos, influía en ellos. Envidiaba el prestigio social con el que contaba Hipatia entre la clase alta de la sociedad y comenzó una campaña de desprestigio contra ella, acusándola de practicar la magia negra y de haber embrujado a Orestes para enfrentarlo a los cristianos, además de difundir toda clase de acusaciones e insinuaciones ante su situación de mujer soltera que vivía sola.
Con ese ambiente en las calles, un día un grupo exaltado de cristianos se encontró a Hipatia en su carruaje, y como la consideraban responsable de todos los males de la ciudad, la asaltaron, la apedrearon, la desnudaron, cortaron su piel con trozos de cerámica, la descuartizaron y arrastraron sus trozos hasta las afueras de Alejandría, donde la quemaron.
Orestes intentó que se investigara su asesinato y que sus atacantes recibieran el castigo que merecían, pero las autoridades romanas pospusieron en varias ocasiones el inicio de las indagaciones y, finalmente, quedaron impunes.
Como vemos el final de Hipatia fue horroroso y muestra lo peligrosa que es la ignorancia y la incultura, pues es muy fácil influir en personas que carecen de conocimiento, tolerancia y sensatez.